¿La escuela debe adoctrinar?

30 de septiembre de 2023 Luciano Giuliani
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La supuesta deconstrucción progresista y su reacción neo conservadora llamada libertarios se tiran unos y con la palabra adoctrinamiento, haciendo referencia a una mala palabra.

Adoctrinar no es volver fanáticos, la educación debe inculcar doctrina.

¿Cuál doctrina?

Tras ese interrogante surge el verdadero tema de fondo.

Una Nación como la nuestra debe inculcar una doctrina nacional, eso no debe implicar un burdo patrioterismo, ni tampoco un relato florido de la historia.

La historia argentina, y mejor dicho la historia americana es compleja, contradictoria, y aun así es una historia de grandeza.

Unir la América prehispánica con la América hispánica y la América independiente con sus naciones es hablar de siglos de evolución, de pujas de intereses, en definitiva, de nuestro derrotero histórico y del terruño con sus circunstancias.

Se han intentado establecer desde una monarquía incaica, directorios, confederaciones, dictaduras, democracias. Nuestro país ha sido un globo de ensayo, un delicado equilibrio entre la américa profunda, el puerto y la vieja Europa.

El mero indigenismo es una construcción política digitada desde Londres, como su contraparte que ilusoriamente supone ser la Europa americana.

Ambos extremos forman parte de la misma idiosincrasia, cerrar nuestra contradicción histórica apelando a lo emocional.

La américa prehispánica no era armoniosa, unida y esperanzada, basta ver los conflictos étnicos de nuestros hermanos bolivianos para apreciar la evidente herida histórica aún abierta.

La américa hispánica tuvo sus horrores, sus errores y sus aciertos, por caso nunca habría llegado el cultivo de la vid o el ganado vacuno a estas tierras, es que además del saqueo colonial los pueblos se mixturan, unen sus destinos y forjan un presente y un futuro común.

La américa independiente tuvo otros problemas más graves, la idea de naciones separadas con historias comunes.

La Patria de San Martin es otra muy distinta a la que nosotros le llamamos patria, las provincias unidas del sud es distinta a la confederación Argentina, la Argentina antes de 1880 es distinta a la de 1900 tanto como la de 1900 a la actual.

Europa y América tienen un lazo cultural que las une, algo inigualable con cualquiera otra parte de la tierra.

Fuimos sin duda la madre patria de la Europa hambrienta y en guerra, las olas inmigratorias dieron forma a la Argentina moderna.

Por eso la educación debe adoctrinar, no formamos parte del relato anglosajón ni del relato asiático, somos ajenos a la lejana Oceanía, y si bien ha habido y hay inmigración de todo el mundo nuestra cultura es mucho más cercana a la Europa mediterránea que a los demás.

Argentinizar es inculcar doctrina, conocer nuestro terruño y sus circunstancias, valorar nuestras riquezas, comprendernos como parte de una historia común, redimir los errores y horrores históricos sin olvidarlos, pero trabajando mancomunadamente en un futuro próspero, común que interpele nuestro sentido nacional, que seamos artífices de unir lo que es más fácil dividir, trascender en el perdón sincero y fraterno de aquellos desencuentros que forman parte del pasado y deben ser objeto de análisis de la historia y no de la filosofía o la política.

El espíritu de nuestra educación debe ser acorde a las ideas con las que revolucionamos estas tierras para lograr la libertad del continente, pero también y, sobre todo, despojados de revanchismo porque américa debe ser una tierra de paz y libertad.

Los ideales de aquella primera ley de educación que lleva el número 1420 está vigente, nos interpela y evidencia que la educación no es potestad del mercado sino del Estado, la educación debe ser obligatoria y no sujeta al devenir económico.

En conclusión, ¿Adoctrinar?

Siempre.

Luciano Giuliani

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