No todo fue color de rosas tras la visita de Llaryora en La Carlota

Padres y alumnos se acercaron a reclamar por la culminación de la escuela PROA. Hace seis años que esperan. Cansados hoy fueron a reclamar aprovechando la llegada de Llaryora pero se encontraron con un operativo de seguridad que les impidió acercarse al gobernador. El ministro de Educación fue quien los escuchó.

General26 de febrero de 2024
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La llegada del gobernador Martín Llaryora y demás funcionarios provinciales a la ciudad de La Carlota tuvo, como protagonistas principales a los padres, a las madres y a estudiantes que en este 2024 se convierten en la primera promoción de alumnos de la escuela ProA. Una escuela con varias promesas de culminación en su haber que dejan al descubierto un "deber incumplido". Hoy, intentaron llegar al gobernador con su reclamo, no se lo permitieron, pero sí, tuvieron la promesa del nuevo ministro de Educación, Horacio Ferreyra, de iniciar un plan que permita terminar la escuela, aunque sin plazos certeros. Frase que, quizás, sea la única verdad ante tantas promesas vacías. 

Los padres y alumnos fueron protagonistas, porque gracias a su lucha que viene desde hace muchos años, lograron hoy ser escuchados y tuvieron la oportunidad que el propio ministro de Educación, Horacio Ferreyra, se acercara a la obra para observar el avance de la misma, pero sin promesas de plazos de culminación obra.

Todo esto, luego de ser excluidos de la posibilidad de llegarse hasta el propio Llaryora, lo que suena contradictorio cuando en discursos de funcionarios de turno no se hace más que repetir que el gobernador les transmitió expresamente "estar cerca de la gente, escuchar".

Varios años han pasado desde el anuncio que daba cuenta que el edificio de la escuela PROA en La Carlota, abriría sus puertas en el año 2019.

Hoy a casi seis años, lo único que queda en evidencia son promesas incumplidas de un gobierno pasado y de funcionarios del estado que aún están en funciones y siguen prometiendo, como el ministro de Gobierno Manuel Calvo, que hoy nuevamente repitió que la escuela ya se va a terminar en poco tiempo, sin tener certezas. Aunque ahora la única diferencia para quienes lo escuchan sobre el tema es que ya sus palabras suenan “como vacías”.

Antes de que el gobernador y su comitiva llegara al CEPEA, los padres ya estaban en el lugar portando pancartas con escritos de reclamos y rostros de desilusión.

Tanto el personal que cuida al gobernador como efectivos policiales locales, fueron cerrando cada puerta de hierro, tanto del anfiteatro como del CEPEA, para impedirles la entrada y que los "manifestantes" se acercaran a Llaryora.

A pesar que, hasta el cansancio, esos padres decían que iban a reclamar con total tranquilidad y que ninguna de sus acciones entorpecería el acto, pero nadie los escuchó y sólo fueron espectadores desde afuera con una reja de por medio y custodia con órdenes de no dejar avanzar.

Cuando el gobernador llegó a la escuela del arte, y buscaba su lugar, ya los rostros de quienes lo acompañaban denotaban mucho. Estaban como temerosos, impacientes, y los rumores de lo que pasaba afuera corría de oído a oído y el temor era que ocurriera una interrupción de los "revoltosos" a un acto de puras alegrías.

Ya con la tranquilidad de que todo estaba custodiado, tal si fuera el protocolo de seguridad de Patricia Bullrich, los allegados al gobernador empezaron a improvisar un guion con palabras que debía decir en su discurso, el gobernador, por la obra inconclusa de la escuela Proa.

Y es por eso que centró el mismo en aquellas obras que no se terminaron pero que, según dijo, prometía que en su gestión se iban a concluir “porque Córdoba no se detiene en obras, Córdoba no para”, dijo.

Pero la culpa de que la gente se acercara a reclamar era, según Llaryora, porque tenía miedo que la obra no se continuara, "y está muy bien ver a gente reclamar frente a un gobierno Nacional que ha decidido cerrar y cortar toda la obra pública, porque deben tener miedo a que pueda pasar lo mismo en Córdoba”.

Pero no era ese el causante de llegarse a reclamar, si no que era el hartazgo de un grupo de ciudadanos que se cansaron de escuchar a funcionarios provinciales decir que la escuela iba a estar terminada en tiempo y forma. En esto el gobernador se equivocó.

La ilusión de contar con su propio edificio resulta del anuncio que en agosto del año 2017 la provincia realizó, cuando se expresaba que, entre las 34 escuelas, estaba la de esta ciudad cabecera del departamento.

Consta en la licitación pública –48/2017– que disponía la construcción de 34 edificios en 32 ciudades. Para el sur de Córdoba, figuraba la construcción de nuevas escuelas Proa en La Carlota, Río Cuarto, Huinca Renancó, Vicuña Mackenna y Laboulaye.

A los pocos meses del mismo año, el gobernador Juan Schiaretti, encabezaba el acto en el que se adjudicaba a Makiber S.A. (Grupo ACS) la construcción de las 34 nuevas escuelas y en ese mismo acto, el ministro de Educación, Walter Grahovac, explicaba que la provincia accedió "a un crédito internacional que se devolverá en 11 años, con uno de gracia, con una tasa de interés del 2,5% anual".

Schiaretti, en tanto, resaltaba: “esto es la entrada al futuro de la educación secundaria cordobesa. Nuestra Córdoba se caracteriza por innovar, por apostar al futuro, teniendo en claro que el mundo del siglo 21 es el mundo del conocimiento”.

El grupo español debía construir, en un plazo de doce meses y de forma simultánea, 34 edificios en 33 ciudades, que tendrían una superficie cubierta de entre 1.500 y 2.500 metros, con amplios espacios destinados a aulas, talleres, laboratorios, salones de usos múltiples, salas de informática, de arte y de ciencias e invernaderos para las de orientación en biotecnología.

Pero la de La Carlota y de otras 8 localidades aún no fueron terminadas, por eso, en este lunes 26, afuera del CEPEA, sin poder entrar, los padres cuando escucharon la voz del gobernador empezaron a hacerse oír, haciendo resonar con fuerza el tambor y las voces se elevaron en gritos de reclamos.

En ese instante, otra de las puertas que se cerró fue la del propio CEPEA, porque nadie podía interrumpir el discurso con algo que no estaba en los planes de nadie.

En ese preciso momento, todos estaban distraídos, ya no se sabía quién era quien, inquietos se levantaban de las sillas, buscaban salidas alternativas, porque había que ir a calmar a "los revoltosos".

Y consiguieron el cometido, porque de pronto el ministro de Educación desapareció y entre bambalinas ganó el exterior y se acercó a los manifestantes.

Les habló, los escuchó y les pidió la dirección de la escuela en construcción con el compromiso de ir apenas terminaba el acto, “y vayan haciendo un escrito para poder llevarme todo de modo completo”, les dijo.

Los padres y madres y alumnos descolgaron las banderas de las rejas, y a paso lento se retiraron a esperar al ministro con el sueño a cuestas, que aún no se hace realidad.

Alrededor de las 14 horas el ministro Ferreyra, tal como se había comprometido afuera del CEPEA, se llegó al lugar donde hace años se construye la escuela Proa con orientación en Biotecnología.

En el lugar se encontraban, la legisladora por el departamento Juárez Celman, Graciela Bisotto, padres, alumnos el ministro y los tres obreros que trabajan en el lugar.

El reclamo, doloroso, por cierto, por parte de los padres y madres es que están cansados de tantas promesas incumplidas por parte de funcionarios de la provincia, que desde hace muchos años prometieron terminar con esa escuela modelo.

Se suma a esta preocupación, que los alumnos cursaron durante todo este tiempo, en un espacio reducido en la escuela especial Julián Carballo, pero lo más dramático es que nunca pudieron contar con las herramientas necesarias para las prácticas en la especialización en Biotecnología, “van a terminar y nunca tuvieron un laboratorio y los pocos conocimientos que pudieron poner en práctica lo hicieron con instrumentos que los padres compramos”, dijo una de las mamás presentes.

Otro de los planteos es que no cuentan con docentes, y más en materias que basan sus contenidos en biotecnología”, señalaron.

El ministro Ferreyra, luego de escucharlas atentamente, como primer paso convocó a la directora Vanina Martini  junto a la legisladora Bisotto a una reunión el próximo martes en la ciudad de Córdoba, a modo de iniciar una etapa de diálogo certero.

Luego de la reunión, destacó a este medio que, al visitar la obra se comprometía a iniciar “un plan de trabajo para poder terminarla lo antes posible para que los chicos que este año se reciben puedan terminar sus estudios aquí y podamos perfilar mejores propuestas educativas para La Carlota y región”.

Aseguró que tener este tipo de infraestructuras con las tecnologías que implican “es un desafío muy grande para Córdoba, La Carlota y región”.

Señaló que encontró una escuela en obra, “donde se viene trabajando, pero necesita un tiempo que los arquitectos lo precisarán, que pueden ser dos, tres, cuatro o cinco meses y en simultaneo vamos a ir viendo como resolvemos los aprendizajes de los chicos que hoy están cursando”.

En este punto dijo que sin dudas van a remendar lo que ocurrió “para que los chicos obtengan las competencias que deben tener”.

A la hora de responder en que tiempo podría culminar la obra dijo, “con mi pedagogía básica me atrevo a decir que en 60 días no se podrá terminar, porque va a requerir un poco más”, concluyó.

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proa 1Escuela PROA La Carlota: Un reflejo de compromisos incumplidos

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