Equipolencia y pragmatismo

Opinión 18 de febrero de 2024 Luciano Giuliani
milei

En Filosofía la equipolencia es la igualdad de valor entre posiciones o argumentos opuestos.

Por estos días circuló una encuesta de la consultora Fixer que analiza como afectó la imagen presidencial el revés legislativo de la Ley de Bases.

Entre enero y febrero la imagen negativa del presidente subió del 50 al 51%, en tanto que la positiva se redujo del 46 al 45%.

A pesar de haber sido una visible derrota en el parlamento, esto parece no haber afectado la imagen presidencial, por el contrario, su respuesta fuerte y combativa parece haberle dado el crédito necesario para que un núcleo duro de argentinos mantenga en alto sus expectativas con el gobierno.

La ancha avenida del medio que parecía haber ganado una cuota de poder importante sigue sin rozar siquiera el interés de la opinión pública.

La sociedad no cree en el llanto de un social demócrata como De Loredo y tampoco se identifica con ese cambalache legislativo conducido por Miguel Pichetto.

La mayoría de los analistas políticos hablaban de que la paciencia social se pondría a prueba en marzo con el inicio de las clases, apenas pasando la mitad de febrero se observa una inquietante calma en el humor social.

El gobierno tomó una decisión inesperada que da cuenta de la magnitud de la crisis, aumentó a $ 70.000 la ayuda escolar anual y se espera que en los próximos días anuncien vouchers para pagar las cuotas escolares.

A la par han dado de baja el FONID Fondo Nacional de Incentivo Docente, la no renovación fue anunciada por el vocero Manuel Adorni con la innecesaria aclaración de que los docentes quieren que les paguen las tres o cuatro horas que trabajan en sus casas.

Otra similitud grande con Cristina Fernández de Kirchner en su conflicto con los docentes, pero con el agregado de dirigir el campo de batalla a los gobernadores para que realicen mayores ajustes y entra en ese combo la crítica a los fomentos a la cultura.

Una lección de estos meses de gobierno libertario es que la motosierra se usa poco y nada, lo importante parece ser la licuadora que logró en apenas sesenta días crear un superávit fiscal con el empobrecimiento del poder adquisitivo del salario y las jubilaciones, pero no recortando a la tan combatida casta.

Javier Milei es un reformador social, su presidencia necesita del apoyo social, y para ello necesita tener además de un estandarte, un rostro que represente las fuerzas que impiden "la libertad". En esa búsqueda a ensayo y error, el Presidente se enfrentó a la avenida del medio en el poder legislativo hablando de Diputados coimeros, a los gobernadores que quieren mantener sus privilegios y por último a Lali Espósito.

Todos esfuerzos inútiles para encontrar un adversario de fuste en momentos en los que el peronismo transita una inocultable acefalía y naufraga en la construcción de un plan económico creíble luego del estrepitoso fracaso de Alberto Fernández, Sergio Massa y la propia Cristina.

Sin embargo, la líder del Instituto Patria salió a buscar centralidad, en el preciso momento en que las fuerzas del cielo buscan acuerdos de unidad con las banderas amarillas del PRO.

El documento de Cristina advierte acerca del vacío de poder cuando no hay resultados de gestión que valgan para la gente. El déficit cero, el freno a la inflación o la dolarización son resultados intrascendentes, la economía no solo son los números sino la percepción social.

Esta semana habrá nuevos frentes de conflicto, además de la incertidumbre por el inicio de clases ante la quita del incentivo docente, empezará la paritaria de los trabajadores estatales que implicará conflictos gremiales. En el mientras tanto, los trabajadores de muchas empresas estatales inician acciones para evitar las privatizaciones, los trabajadores del Banco Nación juntan firmas en libros para mostrar el rechazo social a su privatización total, una triste semejanza histórica con el intento de Carlos Menem de vender esta prestigiosa y necesaria institución que además genera ganancias y contribuye al desarrollo del país apoyando al sector productivo.

Javier Milei parece estar dispuesto a dar todas las batallas que se le presenten, su talón de Aquiles parece ser el tiempo porque en su plan de shock, toda dilación es fatal.

La nula capacidad de diálogo y esa soberbia propia de todo intento revolucionario elevan la tensión política a niveles muy difíciles de manejar.

En el termómetro social hay una preocupante presión por errores de gestión como no haber resuelto la distribución de comida a los comedores populares, un tema que parece no urgir a la Ministra Petovello a pesar de los reclamos de sectores piqueteros y de la iglesia.

En esta equipolencia existente en la opinión pública sobre Javier Milei y su gobierno, parece faltar de parte del gobierno un baño de realidad que derive en un mayor pragmatismo.

El grave problema de todo proyecto de reforma social es el exceso de dogmatismo y la tendencia natural al autoritarismo para imponer modelos utópicos a la realidad y no adaptar modelos a la realidad para poder transformarla.

Luciano Giuliani

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